Desde la revolución industrial las organizaciones
empresariales han querido maximizar su riqueza, sin importar las consecuencias
de sus acciones para el logro de sus actividades, sin embargo, con la
globalización el mundo está viviendo una era basada en que las telecomunicaciones, la informática y la
información, que con su poder amplifican y hacen posible proceso sociales,
económicos y sociales que afectan y transforma todo lo que el hombre produce y
consume.
Bajo este enfoque ha surgido la Responsabilidad
Social Empresarial, que inicia Adam
Smith en su libro La Riqueza de las Naciones, pasando por la depresión económica de los años treinta
donde se afianzó el debate sobre las relaciones entre empresa y sociedad, que dio
como resultado la Declaración de Filadelfia
en 1944 cuando la OIT concretó las obligaciones del sector privado de la
economía respecto al progreso de la sociedad, en ella se habla de la generación
de empleos y mejoramiento de las condiciones de trabajo como obligación, ya en
los cincuenta se conceptualizó la responsabilidad social, según la World
Busines Council for Sustainable Devevelopment (WBCSD) “ es el compromiso que
asumen las empresas para contribuir al desarrollo económico sostenible por
medio de la colaboración con sus empleados, sus familias, la comunidad y la
sociedad en pleno, con objeto de mejorar la calidad de vida”., por tal motivo ha adquirido importancia relevante en el mundo
empresarial, y el Estado ha tratado de incluirlo en sus políticas públicas como
un agente sinérgico para el desarrollo de la sociedad. Por la importancia que
representa, muchas empresas ha asumido
entre sus estrategias y políticas acciones que represente el bien común de la sociedad.
En la actualidad las organizaciones son más consciente de proyectar y comunicar
a la sociedad su quehacer en diferentes ámbitos, las prácticas que favorecen a
estas, los avances en investigación y desarrollo, el involucramiento con las
comunidades, lo cual ha generado confianza y son recompensadas por su
posicionamiento y reputación que se
refleja en la lealtad de los clientes, la pertenecía y orgullo de sus
empleados, la confianza de los mercados financieros entre otros.
Las organizaciones que han asumido en su modelo de
negocio la RSE, como política y estrategia han adquirido reputación entre los grupos de interés, por cuanto estos
ven a la organización como agente de
cambio social, generando confianza a través del un mayor compromiso con la sociedad, con
esfuerzo sostenido y planificado para solventar problemas sociales,
supliendo en algunos caso el papel del Estado en distintas áreas.
Por tal motivo la decisión de acoger la RSE, como lo dice el Libro Verde de la
Unión Europea “Es la integración voluntaria, por parte de las organizaciones,
de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones y en sus
relaciones con sus interlocutores” esto quiere decir, que las organizaciones deben incorporar en sus
prácticas, lo social como expresión de voluntaria, lo cual no se limite a una simple
actividad filantrópica ni a una simple participación de recursos a través de
una carga impositiva legal, esto debe representar la consolidación de esfuerzos como parte de su prácticas de
negocio, por cuanto la sociedad esta muy pendiente de los que hacer las
empresas para generar sus riquezas y
como contribuyen con el desarrollo y fortalecimiento de las comunidades.
Según Bernardo Kliksberg, las empresas que no acojan
la Responsabilidad Social Empresarial
como una estrategia de negocio y lo asuman como un espacio de participación
para el desarrollo social sostenible, quedarán rezagadas del entorno económico,
por cuanto las empresas socialmente responsables, están coadyuvando al crecimiento y fortalecimiento de la sociedad, al mismo
tiempo generan reputación y posicionamiento
el cual redundar en mayor generación
de riqueza y bienestar colectivo.
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