jueves, 6 de junio de 2013

El capital humano como activo estratégico de la organización

Por: Lisbeth Pacheco

La manera en que las actividades en una organización se agrupan, dividen y coordinan es una medida de la agilidad, flexibilidad y efectividad del desempeño general de cualquier empresa.

En estos tiempos, nos enfrentamos al reto de integrar en el diseño de las organizaciones el factor humano, como la clave del éxito hacia la creación de resultados que generen valor y riqueza. Se hace necesario entender la dinámica organizacional para tomar decisiones que eleven sus niveles competitivos.

Desde la concepción hasta la materialización del modelo de negocio, se integran con visión sistémica las estrategias, los objetivos y el capital humano e intelectual que a través de métodos de gestión de conocimiento fortalecen capacidades y competencias explicitas en las actividades de la empresa; usando la información y la comunicación como herramientas para calibrar la alineación y la motivación de los colaboradores se  generar compromiso y entusiasmo en el desarrollo de las operaciones productivas y competitivas.

Las variables estratégicas del negocio, están integradas con la realidad socio-laboral, en contextos diversos y globalizados que demandan flexibilidad, creatividad, innovación  y apertura con prácticas y métodos que permitan fortalecer la cultura organizacional mediante el “patrón de hábitos, metas, conceptos, ideas y conductas”, coherentes con la  realidad.

El capital humano es el activo estratégico más importante hacia la creación de riqueza. Es por ello que las personas de Recursos Humanos deben conocer y dominar la gestión humana en los negocios, con técnicas y métodos que permitan el desarrollo de la dinámica de la empresa a través de la creación de valor tangible con todos los factores que intervienen en la dinámica de los modelos, para determinar el valor agregado y sus estándares de desempeño en competitividad, rentabilidad y productividad, sustentables ante la globalización.

En esta arquitectura estratégica de la empresa se requiere del conocimiento aplicado para lograr estadios de evolución, crecimiento e  innovación, no solo en los ratios de retorno económico sino en la calidad e indicadores conductuales de las actitudes humanas, sociales y culturales, que contribuyan con la maximización de valor agregado. No se trata de decretar o imponer sino de motivar las actitudes y compromisos ante el cambio progresivo en la cultura y sus valores que permitan capitalizar  la captura, intercambio y creación de nuevas experiencias y métodos de creación de riqueza.

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